Ane Agirre Loinaz | Un capítulo de Tom and Jerry que no ha sido elegido al azar, donde se concentran secuencias bélicas. Explosión de una bomba. Esas bombas que, gracias a los dibujos animados más clásicos, todas tenemos presentes en nuestro imaginario: algo que explota de manera inminente delante de ti dejándote la cara carbonizada. Esto es lo que le pasa a Tom, el gato, que casi siempre pierde ante Jerry.
Suso Fandiño | Creo que este tipo de animación forma parte del imaginario popular de unas cuantas generaciones en España. Una serie producida en los años 40 y 50 que posteriormente continuó su producción en Checoslovaquia, lo cual no deja de ser una extraña pirueta del destino: estamos hablando del auge de la Guerra Fría y la política de bloques. Siempre he intentado utilizar referentes de fácil lectura y que se sitúen cómodamente en el imaginario popular. No deja de ser lenguaje y, si ese lenguaje es cercano al espectador deja de pertenecerme como material en exclusiva.
AAL | Como gran parte de la producción de animación, Tom and Jerry parte de la base de estar destinado a un público infantil. A priori, son pequeños gags de sus aventuras de cómo juegan, pero es un juego de vida o muerte cargado de sadismo que busca divertir al espectador.
SF | Aunque nos parezcan orientados fundamentalmente el público infantil, en su momento como toda la animación de aquella época, no tenía ese objetivo tan claramente definido aunque lo iría ganando con los años. Hoy en día sería impensable la producción de una serie como Tom y Jerry y aunque convivimos con producciones de igual o mayor crueldad y violencia, determinadas fronteras invisibles nunca son cruzadas. Estamos hablando de la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, del inicio del súper desarrollismo, ese contexto social no está ya para poesía, como decía Adorno, acaba de pasar delante Auschwitz. Por otra parte, se inicia la era del terror nuclear, del temor a ser destruidos por una gran bomba que algún día caerá del cielo. La superstición ilustrada de un siglo XX llena de grandes avances para la humanidad y de paso adelante en lo tecnológico, como generadores de una nueva sociedad toca a su fin.
AAL | Esta relectura mediante la disección del capítulo me lleva a la pregunta de cuál es el grado de confrontación entre el objetivo de entretener y el verdadero trasfondo de la serie. Envuelta también en alguna que otra controversia, la serie trata con normalidad la violencia y las armas mediante dos animales humanizados. Con la excusa del humor, el gato está sometido a vejaciones de todo tipo mientras que el ratoncito sale victorioso, haciendo que el sufrimiento del gato quede encubierto. La perspicacia del pequeño vence a la inocencia del grande, cosa que en la realidad no pasaría, el gato siempre acabaría con el ratón.
SF | Estoy completamente seguro que subyace una alta carga ideológica en cada giro de guión. No hay inocencia. El montaje responde más a la adaptación al lenguaje expositivo y a su capacidad de comunicación con el espectador.
AAL | Traslademos esa confrontación entretenimiento/trasfondo al mundo del arte y del artista como productor de arte. El artista que tras formarse desarrolla el poder de detonar y dinamitar la sociedad reivindicando su estatus. El título de la obra propone una reflexión desde el propio contexto arte, es una reflexión desde dentro pero que a la vez apela al espectador aludiendo al papel y capacidades del artista. No exento de ironía, el artista puede dinamitar el propio sistema del arte desde dentro.
SF | A mí me interesaba más el aspecto "ingenuo" o infantil, de simulacro donde nadie muere y donde al final nada es lo que parece. Ese momento de resguardo donde la bomba explota, pero no mata. Un modelo que contradice la situación política actual donde el simulacro de guerra en las sociedades del primer mundo se limita en la mayoría de los casos a que alguien coloque una bomba, o haga estallar algo.
AAL | Recurrir a los mass media, a los productos de consumo de masas, a obras de arte decisivas en el devenir de la historia del arte...son frecuentes en tu trayectoria, tu capacidad de apropiarse de aquello que ya ha sido producido se presenta de manera casi natural. Dotar de nuevas miradas y dimensiones a lo ya producido para acabar creando una nueva obra con nuevos formatos y que multiplica sus lecturas
SF | En cierta medida toda mi obra gira en torno al análisis de la utilización del lenguaje del arte como propio material artístico, la figura del autor, por ende, su producción y su relación con ese contexto. Siempre he intentado rodear y mejorar en la medida en lo posible ese debate abierto. En el caso concreto de esta obra, La historia del pequeño artista y aprendiz de terrorista, el título actúa de algún modo como acotador de contenido, centrando la cuestión sobre la figura del autor y su reflejo dentro del ámbito sociopolítico. Obviamente hay un acercamiento desde la ironía hacia lo escueto de nuestro papel y desde el sarcasmo hacia esa querencia voluntarista, rayana a veces, con lo histriónico tan en boga en algunas de las propuestas artísticas de nuestros días.
AAL | A parte de la reflexión que alude el título de la pieza, me gustaría preguntarte si hay otras lecturas que subyacen de tipo político y/o social que hayas querido apuntar.
SF | Desacredito profundamente de cualquier modo de conductismo o paternalismo social, en la actualidad hemos asistido, sobre todo en los países donde los poderes públicos se erigen como fundamentalizadores y al mismo tiempo censores, a un recambio en el modo de entender por parte de las instituciones qué función debe jugar el arte, en qué punto éste debe relacionarse con su contexto social circundante y en qué términos funcionales debe darse. Salvando las distancias, se ha seguido el modelo de los regímenes totalitarios, donde siempre se ha entendido que la cultura y el arte han de estar supeditados a una funcionalidad social, política o propagandística contraponiéndolo al mercado de manera simplista y maniquea. Los límites nunca han estado tan claramente marcados y las posibilidades de disidencia nunca han sido tan pocas.
Por otra parte reivindico con toda rotundidad la figura del autor como elemento activo, visible entre la obra y el espectador, en contra de la actual desindividualización y pérdida de autoridad.
AAL | En cuanto a tu compañero de sala, Fernando García, él presentó una serie de esculturas de marcado estilo minimalista y arte povera. Eran trozos de papel de estraza utilizados, un material muy cotidiano, un material que rara vez se ve en la actualidad. Si me permites el salto y la comparación, algo parecido podría pasarle al capítulo de Tom and Jerry del que te has servido para realizar tu pieza, un producto televisivo que ya no es frecuente en las parrillas de los principales canales. Hay algo en este Diálogo Improbable que Ángel ha presentado que quizás no lo haga tan improbable. Fernando, desde una perspectiva que tiene que ver con la recuperación de aquello más cotidiano y de tipo costumbrista y tu, desde la cultura y estética pop y la sociedad de consumo más masificada. Ambas propuestas realizan un ejercicio de reformulación mediante la práctica artística, pero con referentes distintos, aunque siempre autorreferencial a la propia historia del arte. Pero me gustaría comentar este hecho que se da con tanta frecuencia en el arte contemporáneo.
SF | Fernando es uno de mis artistas favoritos y obviamente existen muchas afinidades y cercanías entre ambos. Para ser sincero coincido en buena parte con tu opinión y creo que entre Fernando y yo siempre existirá esa probabilidad en el diálogo, aunque formalmente ambas obras parezcan completamente diferentes y pertenezcan a ámbitos del mismo modo muy diferenciados, creo que tras esa primera mirada de superficie, existen muchos puntos de diálogo y conexión. De algún modo este camino de ida y vuelta se ha dado en algunas de las propuestas del ciclo y en todo momento me ha parecido de lo más interesante. El hecho de poder confrontar dos propuestas para un espacio tan determinado y para un formato expositivo tan acotado, ha añadido una nueva dimensión a la propuesta de Ángel, ésta ha sido sin duda la elección y, si se me permite, la confrontación de propuestas aparentemente distantes.
Al final, y después de analizar el resultado final de todo el ciclo, creo que esos vínculos no literales han insistido en todo momento y, de alguna manera, el título escondía como en algunas de mis propuestas, una segunda o incluso una tercera lectura e intencionalidad.
Por otra parte, nuestras referencias y nuestros intereses deambulan por los mismos senderos de duda, cuestión e ironía, me siento muy identificado con algunas de las propuestas de Fernando y creo que a la hora de dar forma a ese material con el que ambos trabajamos, de algún modo el resultado formal puede parecer muy diferente, pero en lo sustancial, aunque partimos de las mismas dudas nuestro caminar errático nos impide llegar finalmente a parecidos destinos.